La economía de España ha atravesado momentos ciertamente difíciles a lo largo de los cuatro años comprendidos en el periodo 2011-2015. Desde el comienzo de la crisis financiera y económica de 2007, los devastadores efectos de los desequilibrios acaecidos en España fueron notables en ámbitos y mercados tan relevantes como el laboral o el financiero, precisamente aquellos que en esta ocasión vamos a analizar. Cabe destacar, no obstante, que el prolongamiento que aún persiste de la citada recesión inicial ha originado también el debilitamiento de otros aspectos igualmente importantes como lo son las finanzas públicas y/o el sistema de protección y bienestar que todo Estado solvente debe garantizar a su sociedad.
Circunscribiéndonos a la economía de España del más reciente periodo 2011-2015, en términos de empleo sigue sin producirse una mejora en este contexto, puesto que el número de puestos de trabajo equivalentes a jornada completa ha descendido si se comparan los terceros trimestres de cada uno de los extremos del periodo de análisis. Desde esta óptica existen, concretamente, 613.600 empleos menos, resultantes de confrontar los 15.243.200 puestos que existían en el penúltimo trimestre de 2011 frente a los 14.629.600 registrados en el penúltimo de 2015.
Estas cifras en relación al análisis del empleo, porque si nos centramos en las características del paro observado en el mercado laboral de España, las cifras nos indican que estamos asistiendo a un progresivo aumento de lo que se denomina desempleo estructural, esto es, la variable que nos dice cuántas personas buscan trabajo en la economía española desde hace al menos un año. Este dato constituye por lo tanto un indicador fiable de la mano de obra que la actual y presente estructura económica no es capaz de absorber. Desde este enfoque, el paro estructural se ha elevado en 534.700 personas en los últimos cuatro años, pasando de una cifra de 2.407.600 en el penúltimo trimestre de 2011 a otra de 2.942.300.
Y por último, nos vamos a referir la situación de la economía de España desde una óptica financiera. En este sentido cabe concluir que el sector bancario ha reducido en 450.000 millones de euros su cartera de préstamos y créditos en circulación, de tal manera que de un saldo crediticio vivo de 1,79 billones de euros registrado en septiembre de 2011, esta variable ha pasado a ser de tan solo 1,34 billones de euros en la actualidad, constituyendo el principal factor argumental de la sorprendentemente anómala evolución del Índice de Precios al consumo en España.